¿Es arte el diseño gráfico?

Hoy hemos venido al Mambo, el museo de arte moderno de Bologna, en Italia,  para responder a la pregunta: ¿Es arte el diseño gráfico?

Lo cierto es que este es un tema controversial para muchos diseñadores, pero voy a compartiros mi opinión.

La respuesta para mí es… que no, el diseño gráfico no es arte, y no solo el diseño gráfico, si no cualquier tipo de diseño.

Es entendible la confusión, ya que ambos implican la creación de formas visuales y estéticas pero se diferencian en términos de su función y propósito.

El arte se centra en la expresión emocional y personal, mientras que el diseño se enfoca en resolver problemas y satisfacer necesidades muy concretas. 

Arte y diseño pueden complementarse entre sí en la creación de soluciones creativas y estéticamente atractivas, pero esto no quiere decir que necesariamente sean la misma cosa.

Cruz Novillo, uno de los diseñadores más importantes que ha dado nuestro país, decía que “el diseñador es como un arquero que lanza la flecha con el propósito de acertar en el centro de la diana, mientras que el artista, en cambio, lanza la flecha y, en el lugar donde se ha clavado, pinta la diana”. 

Entonces… ¿Qué implicaciones tiene esto respecto a la relación entre el diseñador y el cliente?

Para muchos clientes el diseño es solo estético y subjetivo, y no entienden que cada elemento que utilizamos en la creación de una pieza tiene realmente un objetivo. 

Muchas veces, lo que pasa es que entra en conflicto el gusto personal del cliente con lo que necesita para su negocio, y en su ignorancia, te pide que cambies cosas según como él cree que quedarían mejor. Se habla mucho de si la propuesta gusta o no gusta al cliente, pero este no es realmente el objetivo. Se debería evaluar únicamente en función de si funciona o no funciona a la hora de resolver su caso.

Ante este conflicto muchos diseñadores optan por seguir el lema “el cliente siempre tiene la razón, por que es el que paga”, y hacen los cambios que les pide sin adecuarse a cumplir el briefing para tenerlos contentos. Pero lo cierto es que el cliente te está pagando para cumplir un briefing y asegurar un rendimiento no para satisfacer su criterio estético personal.

El diseñador tiene la obligación de hacer entender al cliente por qué su propuesta es adecuada, y por otro lado, el cliente, debería dejarse aconsejar por el profesional que está contratando.

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En Idenvity siempre nos aseguramos de asesorar y dirigir adecuadamente al cliente con el objetivo de ayudarle a resolver aquello que realmente necesita.