Cuando nos enfrentamos a este emocionante encargo, nos encontramos con un desafío interesante: mejorar una identidad visual existente que carecía de calidad y transmitía una imagen poco profesional. La primera tarea fue abordar el nombre provisional, “Milycard” el cual consideramos que podía llevar a equívocos y ser asociado erróneamente con algún tipo de servicio de tarjeta. Con el objetivo de ofrecer una propuesta más memorable y comunicativa, presentamos el nombre “CardioBeat”, que evoca el ritmo cardiovascular y ofrece una comprensión más clara sobre el producto. En definitiva, un nombre más adecuado para convertir a esta herramienta en un caso de éxito.

En cuanto a la identidad visual, nos propusimos crear una propuesta que fuera un paso adelante respecto a la logomarca anterior. Esta se caracterizaba por una representación bastante literal de un corazón y un fonendoscopio, lo cual la acercaba más al terreno de la ilustración que a la identidad visual corporativa. Para evolucionar y simplificar la forma, decidimos mantener ambas figuras, pero con una construcción más minimalista, atemporal y profesional. Fusionamos las dos formas, superponiéndolas de manera que pudieran combinarse en un único símbolo, donde el corazón, el estetoscopio y la letra “C” inicial de “CardioBeat” se hicieran visibles de una forma más original y sutil.

En lo que respecta a la gama cromática, en colaboración con el cliente, tomamos la decisión de seleccionar el color rojo como tonalidad corporativa, para asociarla directamente al ámbito de la cardiología. Para resaltar el fonendoscopio sobre el corazón y transmitir una sensación clínica, añadimos un tono verde aguamarina a la paleta.